En la
Historia de los Reyes Católicos don
Fernando y doña Isabel escrita por el bachiller Andrés Bernáldez, Cura de Los Palacios y Capellán del Arzobispo de Sevilla Diego Deza, editada en
Sevilla en 1870, incluye varios capítulos dedicados a la conquista de las Islas
(BERNÁLDEZ, 1870).
De
dicha obra habría que dejar constancia de algunas concreciones sobre el autor
al que se le atribuye la llamada “historia”, pues no debe tomarse como crónica
histórica, dado que el propio autor reconoce que son unas memorias, y sobre el
autor y su obra se ha realizado un análisis profundo del que extraemos párrafos
que permiten conocer de dicha fuente bibliográfica (BAUCELLS MESA, 2004, pp. 122-129).
«Bernáldez, sin embargo, no era más que un
sacerdote que dedica su tiempo libre a escribir sus memorias, probablemente a
partir de las informaciones que recoge como capellán del arzobispo de Sevilla.
En efecto, la obra de Bernáldez se trata de un “libro de memorias”, tal y como
el propio cura de Los Palacios reconoce en su escueta introducción a la vida de
Enrique IV, que toma de los Claros Varones de Pulgar y de su propia experiencia.
[…] Sobre lo que aquí más nos interesa, la
crónica de Bernáldez incorpora hasta cinco capítulos explícitos sobre la
conquista realenga de Canarias, ampliando su habitual constreñimiento a la toma
de Gran Canaria para informarnos sobre La Palma y Tenerife, que hasta entonces
sólo habían sido tratadas muy someramente por Alonso de Palencia en la
descripción del Archipiélago que introducía su relato sobre la expedición de
Rejón.
[…] debió ser escrita por el cura de Los Palacios
durante los primeros años del siglo XVI, en todo caso siempre después de 1493 y
antes de 1513, fecha aproximada de su muerte.
[…] el texto de Bernáldez sobre Canarias
también singulariza su crónica, ya que evidencia el manejo de otras fuentes
distintas que ampliaron sus noticias sobre las islas. Y es esta particularidad
la que concede valor al texto de Bernáldez: sin tener el acceso de información
que gozaron los cronistas oficiales, el cura de Los Palacios sin embargo nos
legó un elenco de noticias que estaban ausentes en aquéllos. Así, salvo ciertos
aspectos que pudo tomar de Pulgar o de Palencia ─de éste quizá su descripción
introductoria─, Bernáldez se muestra novedoso en detalles significativos: pone
nombre y describe la casa de oración de los canarios, que mencionaba Pulgar,
"atorina" (1962: LXIV, 138); relata un supuesto mito de origen y premonición
de la conquista en Gran Canaria; introduce la conquista realenga haciendo una
síntesis de la señorización de las islas desde Bethencourt hasta la
intervención de la corona (Capítulo LXV); incorpora ciertos aspectos en la
conquista de Gran Canaria (Capítulo LXV/);
[…] Pero, ¿de dónde toma las referencias
de Canarias? Probablemente, de momento sólo podemos coincidir con Morales
Padrón al advertir que el carácter de fuentes "de primera mano" nos
inducen a pensar que Bernáldez recogió información de cualquier clérigo, marino
o comerciante que estuviera en las islas (Morales Padrón, 1991: 38).
Añadir
que muchas fuentes coinciden en que pudo obtener información primaria y directa
de aborígenes, por ser coetáneo de los primeros tiempos de la conquista y por
los detalles sobre rituales y topónimos de poblaciones, entendiendo éstas como
núcleos habitados en el momento de la conquista de la isla.
Cuando
el canónigo de Sevilla Juan de Frías fue
nombrado obispo de San Marcial del Rubicón en aquellos primeros años de la
conquista, se erigió en protector de los naturales de la islas y demandó ante
los Reyes, en defensa de los canarios llevados
a Andalucía y vendidos como esclavos, porque «eran cristianos y libres, pues estando en amparo de la santa madre
Iglesia, y él así como pastor y prelado suyo había estado muchas veces entre
ellos los cuales recibían los sacramentos y le habían pagado sus diezmos así
como verdaderos cristianos». Ordenada su liberación debió participar el
Arzobispado de Sevilla, del que era capellán el bachiller Bernáldez y así tener
la posibilidad de tenerlos como fuente oral.
Reproducimos
el párrafo que inicia dando cuenta de sus vestidos y medios de sustento, a
partir de donde escribe de sus rituales y de sus atributos, descripción que
permite acercarnos al rigor que dicha obra puede entrañar como memoria
histórica.
«En
la Gran Canaria, tenian una casa de oracion llamaban allí Toriña, é tenian allí
una imájen de palo tan luenga como media lanza, entallada, con todos sus niervos,
de mujer desnuda, con sus miembros de fuera, y delante de ella una cabra de un
madero entallada, con sus figuras de hembra que quería concebir, y tras de ella
un cabron entallado de otro madero, puesto como que queria sobir á engendrar
sobre la cabra. Allí derramaban leche y manteca, parece que en ofrenda, ó
diezmo ó primicia, é olía aquello allí mal á la leche ó manteca. No tenían
hierro de que se servir, salvo de algunos desbaratos que hacian en los
christianos que les facian guerra, algunas armas é cuchillos se servian.
Sembraban el trigo y cebada con cuernos de cabra metidos en varas,
especialmente en Gran Canaria en lugar de arados, é así volvian la tierra y
cubrían el grano, é cojian en gran multiplicacion de una medida cincuenta é
mas; no hacian pan, salvo gofio envuelto el grano majado con la leche é con la
manteca…
[…] Son
en todas estas islas hombres de buen esfuerzo, y de grandes fuerzas, y grandes
braceros, y hombres livianos y lijeros, y mas los de la Gran Canaria. Son en
todas las islas hombres razonables de buenos entendimientos, y de agudo
injenio, por ser silvestres é pastores ellos y ellas, y son gente fiel, y
caritativa, y de verdad, y buenos christianos.» (p. 180).
El
otro párrafo que nos interesa reproducir, y que nos permite acercarnos a
la toponimia en lengua aborigen, pues aporta la relación de las poblaciones
habitadas cuando la conquista de la Isla, que nos permite apreciar las
variantes de las corrupciones fonéticas orales desde la lengua muerta de los
aborígenes hasta el castellano antiguo escrito, sin pretender siquiera de su
significado.
«…É
así el Rey D. Fernando é la Reina Doña Isabel conquistaron é ganaron la Gran
Canaria, é había en ella los lugares é aldeas siguientes poblados. Telde, de
donde se intitulaban el Rey y un Obispo. Galda, de donde se intitulaban el otro
Rey y el otro Obispo. Araguacad. - Arajines. -Themensay.- Atrahanaca.- Atairia.- Atagad.- Adfatagad.- Furic.-
Artenaran.- Afaganige.- Areaganigui.- Arecacasumaga.- Atasarti.- Aeragraca.-
Arbenugania.- Arerehuy.- Atirma.- Aracuzem.- Artubrirgains.- Atamaraseid.-
Artagude.- Aregayeda.- Aregaldan.- Areagraxa.- Areagamasten.- Areachu.- Afurgad.- Arehucas.- Aterura.-
Atenoya.- Araremigada.- Ateribiti .- Arautiagata. Todos estos lugares tenian
poblados al tiempo»
(p. 186).
El
arqueólogo Antonio JIMÉNEZ MEDINA realizó una compilación de las distintas investigaciones
realizadas para localizar en la isla los nombres aborígenes de aldeas y lugares
incluidas por el Bachiller Andrés
Bernáldez, y que eran las poblaciones habitadas cuando comenzó la conquista
de la isla de Gran Canaria. Las obras de estas tres fuentes (JIMÉNEZ GONZÁLEZ, 1999), (MEDEROS MARTÍN et ESCRIBANO COBO, 2002) y (ONRUBIA PINTADO, 2003), se basaron en los
datos lingüísticos y toponímicos, y se cree que la fuente oral del bachiller
fue un natural de la isla desplazado a Sevilla.
En
fuente de color rojo se recoge el grafismo del Bachiller; en azul las enmiendas posteriores de los mismos habidas, dada
la compleja interpretación de los fonemas aborígenes; y en verde se indican aquellas que no se han
identificado.
Adfatagad: Fataga [San Bartolomé de Tirajana].
Afaganige: lugar sin identificar.
Afurgad: Se le ubica en La Guancha, Barranco del
Tarajal, y no en el casco urbano [Firgas] (JIMÉNEZ MEDINA et ZAMORA MALDONADO 2010, p. 139).
Aracuzem
(Aracuzen): Acusa [Artenara].
Arautiagata.Arautiagaca: Utiaca [Vega de San Mateo].
Araguacad: lugar que se se asociaría con Bañaderos
[Arucas], según el mapa elaborado por (JIMÉNEZ
GONZÁLEZ, 1999, p. 122).
Arajines (Aragüimes): Centro histórico [Agüimes].
Araremigada: Se le relaciona con Tenteniguada
[Valsequillo].
Arbenugania
(Arbenugarias): pudiera ser Veneguera [Mogán].
Areachu: lugar sin identificar.
Areagamasten (Augumastel,
o Aumastel): así llamado el barranco que separaba la
potestad de los repartimientos del norte, que tomaría después el de Barranco de Azuaje, [Firgas y Moya, y
Arucas en la ribera de mar].
Areaganigui: Arguineguín [Mogán].
Arecacasumaga
[Arecasumaga]: El Zumacal (Firgas y Valleseco).
Aregayeda
[Aregaieda]: Guayedra [Agaete].
Aregaldan,
Galda [Aregaldar]: Gáldar [centro histórico].
Areagraxa
[Areagraca, Aregraca – Ayraga]: lugar que se ubicaría en la Costa de
Lairaga [norte de Gran Canaria], pudiendo ser en El Pagador [Moya] o San Felipe
[Sta. María de Guía].
Aregraja: lugar que se ubicaría en el término
municipal de San Nicolás de Tolentino.
Arehucas: Diseminado laderas Montaña [Arucas].
Arerehuy: lugar sin identificar.
Artagude
[Artegede]: Casco histórico [Tejeda].
Artenaran: Casco histórico [Artenara].
Artubrirgains
[Artubrirguais]: Artevirgo o El Pueblo [Aldea de San Nicolás].
Atagad: Unos autores lo relacionan con Fataga [San
Bartolomé de Tirajana] (MEDEROS MARTÍN et ESCRIBANO COBO, 2002), si bien
parece lógico asociar este lugar a la voz Adfatagad
como ya se ha dicho. Otros lo
asocian a Fontanales [Moya] (JIMÉNEZ GONZÁLEZ,
1999).
Atairia: Taidía [San Bartolomé de Tirajana].
Atamaraseid: Tamaraceite [Las Palmas de Gran Canaria].
Atasarti: Tasarte en el término municipal de San
Nicolás de Tolentino.
Atrahanaca: Tirajana: Casco histórico o ¿Tunte? [San
Bartolomé de Tirajana].
Atenoya: Tenoya [Las Palmas de Gran Canaria]
Ateribiti: Artejévez [Aldea de San Nicolás].
Aterura: Pudiera ser Guanchía o San Matías [Teror].
Atirma: Tirma [Artenara].
Furic [Furie]: Benafurel o Furrell [Aldea de San
Nicolás].
Telde: Centro histórico [Telde].
Themensay [Themensas]: Temisas [Agüimes].
En
nuestra particular opinión, desde el extenso conocimiento de la toponimia
insular, entendemos que el término Arecacasumaga pudiera no asociarse al pago de El Zumacal (Firgas y Valleseco), pues por
los repartimientos parece guardar relación su origen con el zumaque que en estos lugares plantó Sebastian de Toro cuando solicitó la
data de las tierras el 11 de enero de 1544 (RONQUILLO
RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 170),
y por consiguiente no cabría en este caso el dato lingüístico.
Si
usáramos tal regla de la evolución de los fonemas lingüísticos, y desde la tesis
de algunos investigadores que estiman la lengua aborigen como bereber-insular ó
amaziq-insular, que sostienen que los términos toponímicos precedidos del prefijo
‘ar_’ deben traducirse como ‘lugar de/en _’. Como ejemplo dos fuentes
bibliográficas:
«‘Artebirgo’, errata de ‘ar-tebirgun’,
literalmente “lugar de tiendas” o “casas” = “Aldea”, que literalmente corresponde a “LA ALDEA”, como se llamó usualmente hasta comienzos de este siglo:
recuérdese el famoso “pleito de la Aldea”, el actual “San Nicolás” y “San Nicolás
de Tolentino”. El nombre del Acta de 1476 se compone de ‘ar’ (variantes ‘al’ y ‘an’), “lugar”, seguido del plural femenino ‘tebirgun’, correspondiente al singular ‘tabergen’, ‘tibergen’ y ‘abergen’, ‘abirgm’ y ‘abergan’ masculinos, de valor “tienda”,
“choza”, “casa” (ALVAREZ DELGADO, 1982, p. 276).
«Su composición guanche-berber es evidente
por ’ar- ġi-neguin’, o mejor ‘nneggin’
= “lugar en los altos”. EI componente
‘ar’, “lugar”, señalado ya varias
veces; la preposición panberber ‘ġ’
var. ‘ġer’ y ‘ġur’ vale “en” y “sobre”. y ‘neguin’ o ‘nneggin’, “altos”, procede, según teoría de A.
Basset, de un verbo primario caído en desuso, neg, de valor “alto” o “estar encima”» (ÁLVAREZ DELGADO,
1982, p. 278).
«Entre sus numerosas variantes
hallo registrada por Bernáldez su forma primaria ‘arehucas’ por ‘ar-ehukkad’,
literalmente “el lugar de la cresta”
o “la trenza”. El primer componente ‘ar’,
“lugar”, ha sido citado muchas veces
y largamente reiterado en los topónimos grancanarios de Bernáldez. El segundo
componente, citado por Foucauld y Laoust, es la forma tuareg ‘ahekkbd’, plural ‘ihekktid’, cuyas variantes fáciles ‘ahekkud’, plural ‘ehukkad’, son
el segundo componente: “crestas o trenzas”. Arucas, contracción de ‘arehúcad’, vale,
pues, “el lugar de las crestas” o “de la cresta”, aludiendo claramente a la Montaña
de Arucas» (ALVAREZ DELGADO, 1982, p. 281).
Artaço, deriva de ‘ăr-taẓẓut’: “lugar de
plantaciones” y de Almogarén, deriva
de ‘ăr –muggarăn’: “lugar de encuentro, adoración, reunión” (REYES GARCÍA, 2011),
Siguiendo
esta regla, descomponiendo ar-ecasumaga y prescindiendo del indicado prefijo tendríamos ‘Ecasumaga`, acercándose su parecido fonético con el topónimo vivo de Fortamaga (Artenara), donde se encuentra
un yacimiento arqueológico. Pero tan sólo hemos de tomarlo como una presunción
desde la aplicación de dicha tesis sostenida por los filólogos e historiadores.
Igual
descomposición podríamos aplicar al término de ar-erehuy, que quedaría en ‘Erehuy’ pudiera
aproximarnos a Guguy (Aldea de San
Nicolás) y Taguy (Tejeda), ambas voces con muchos fonemas evolutivos en los
siglos y cuya última sílaba (leída, ‘güy’)
se ha asociado a “precipicio”, si
bien la primera sílaba ‘ere’ del
término no identificado se ha asociado a depósitos naturales de agua. Pero
estos son simples conjeturas, máxime conociendo la evolución de los fonemas del
castellano antiguo de etimología del latín hasta nuestros días.
De los dos restantes lugares sin identificar Afaganige y Areachu, siguiendo iguales relacionales podría
tratarse de Arinaga (Agüimes) y Arteara (San Bartolomé de Tirajana)
términos que son entendidos como aborígenes y en ambos se localizan yacimientos
arqueológicos y diferentes aprovechamientos o sitios de rituales funerarios.
Sirva esta entrada al Blog para dar cuenta de los primeros topónimos de
poblados habitados conocidos expresados en la lengua aborigen, recogidos en
una memoria histórica coetánea de los primeros tiempos de la conquista de la
Isla, y que nos permite reconocer el esfuerzo en grandes investigaciones de
muchos filólogos e historiadores, que se han venido haciendo y se siguen, para
conocer y documentar el eslabón que une nuestra prehistoria con la historia,
tratando de hilvanar ambas para saber de nuestro inmaterial patrimonio etnográfico
que es la toponimia, para llegar a entender por qué nuestros antepasados
naturales de la isla le dieron tales nombres a los lugares de sus
asentamientos.
Localización de 'Afurgad' (IDE Gran Canaria) |